Cuando estaba en la secundaria, no recuerdo bien la edad, creo tenía unos 15 años lograba una sensación de extrema felicidad cada vez que venía a tocar Attaque 77… Era un ritual… Comprar la entrada… ver que me iba a poner… La emoción de sentir que podía liberarme de todo en el pogo… Caer del otro lado de la valla por los efectos del mosh… perder el reloj más lindo y sentir que había valido la pena… Pequeñas licencias entre la cotidianeidad de ser una nena bastante bien, estudiosa, educadita… responsable… que algún tiempo después supo perder el rumbo y descontrolarse pero que el mandato naturalmente la volvió a poner en orden una y otra vez…
Ayer 16 años después me volví a permitir la licencia… de estar ahí… también de recordarme feliz… Y nada la verdad que esto es sólo una anécdota para decir explícitamente que últimamente ando dándome la licencia de ser feliz, sin pensar demasiado…
26 oct 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
7 comentarios:
Pavada de licencia la suya,eh?!
Comparto esa adrenalina que fluye en recitales desde la previa!!
P.D.:Y aunque el tiempo pase,quièn nos quita lo bailado GAUCHA,eh? Quièn?! ;)
BESITO DESDE LA POPU
(ah!siempre fue el gashinero lo mìo)
gaucha sos re genia!
ande, permitase nomas
recordar nos vuelve al presente la necesidad de repetir el placer.
Hay que darse licencia pa todo Gauchita, por de eso se trata la vida que hoy por hoy resumo con esta palabra QCIHDTM!!!!
saludos
che, y la cuestión burocrática, o sea... donde se hace el tramite!!
jeje...entiendo de esa licencia.
Hay algo para vos en mi blog.
Publicar un comentario